La Iglesia celebra hoy a los Arcángeles San Miguel San Gabriel y San Rafael.

 Precisamente San Gabriel es una de las 22 misiones fundadas por los franciscanos en la California estadounidense, y que junto con el resto de fundaciones franciscanas y las reducciones de los jesuitas extendidas por toda Hispanoamérica son un modelo civilizador, de evangelización y prosperidad. La de San Gabriel fue la vigésima de las misiones fundadas por San Junípero Serra, el 14 de diciembre de 1.817. Sin embargo, California comenzó a ser ocupada mucho antes, en 1.542, gracias a la expedición de Juan Rodríguez Cabrillo, quien llevó indios del Virreinato de Nueva España, ganado, semillas, aperos de labranza…

 El objeto de las misiones era facilitar la evangelización de los indios, punto en el que los Papas insistían ante los monarcas españoles y éstos cumplían escrupulosamente. Dichas fundaciones permitían, además, que los nativos conservaran sus costumbres, pudieran cultivar las tierras propiedad de toda la comunidad, cuidar el ganado… en definitiva, gracias a la buena gestión, se convirtieron en focos de prosperidad y bienestar para los indios. La mayoría fueron el origen de grandes ciudades que jalonan todo el oeste estadounidense: la propia San Gabriel (con 55.000 habitantes, de los cuales el 43% son hispanos y mayoritariamente católica), San Francisco, Los Ángeles, San Diego…

 Todo acabó lamentablemente, como en el resto de Hispanoamérica, con el mal llamado proceso de Independencia – en realidad, guerra civil entre españoles de ambos hemisferios-, y que devino en un sinfín de repúblicas, con sus secuelas de caciquismo, explotación -ahora sí- de las poblaciones nativas, su aculturización, y sometimiento a potencias anglosajonas que sólo buscaban su propio provecho. En la misión de Dolores (actual Méjico), de la que dependía la de San Gabriel, el cura Hidalgo dio su famoso Grito de Dolores contra el mal Gobierno y de fidelidad al rey Fernando VII, y que sin embargo, fue el pistoletazo de la independencia de Méjico.

 Tras la secesión de este país de la Madre Patria, vino el caos. En lo que se refiere a las misiones, el Gobierno mejicano expropio las mismas y al no poder o no saber gestionarlas, las puso a la venta, primero a los indios, pero éstos no tenían dinero para hacerse con ellas. Entonces las dividió en pequeños ranchos, que fue vendiendo a mejicanos blancos, pero estos tampoco acertaron a explotarlas adecuadamente, con lo que terminaron siendo abandonadas. Cuán lejos quedaban aquellos tiempos en que, por ejemplo, San Gabriel llegó a contar con 2.000 indios y más de 6.000 cabezas de ganado.

 En 1.848, se firma el ignominioso Tratado de Guadalupe Hidalgo, que ponía fin a la guerra expansionista emprendida por los Estados Unidos de Norteamérica contra Méjico, y que le supuso a este país hermano la pérdida de prácticamente la mitad de su territorio y que hoy comprende los estados de California, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah y parte de Colorado y Wyoming. Eso significó la pérdida definitiva de las misiones y de los derechos de los indios, preservados por la Monarquía española durante todo el Imperio.

 Tiempo después y al calor de las misiones originales prosperarían las grandes ciudades que hoy conocemos, pero ya imbuidas del espíritu protestante del nuevo Imperio y muy alejados de espíritu evangelizador que alumbró aquella extraordinaria obra civilizadora del Imperio español. Eso sí, las misiones, que en 1.863 y por concesión especial del Presidente Abraham Lincoln fueron devueltas a la Iglesia Católica, continúan su labor cristianizadora hasta nuestros días.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Isabel la Católica en Washington

Cura húngaro perseguido por los soviéticos

El Cardenal Cisneros, reformador de la Iglesia en España