Nuestras relaciones con Marruecos
La presencia española en África es bastante antigua. Desde el año 42, el norte del vecino continente formó parte del Imperio Romano, y desde el año 285, la parte tingitana dependía de la diócesis Hispaniorum. La invasión musulmana malogró la unidad – pese al Estrecho de Gibraltar-, política de ambas orillas. Al cabo de 8 siglos, los Reyes Católicos consiguieron derrotar definitivamente al Islam en el solar patrio.
Las correrías
de los piratas berberiscos provocaron la toma del Peñón de Alhucemas en 1673.
El nacimiento del reino de Marruecos fue en 1666, cuando los alauíes, actuales
gobernantes, unificaron varios reinos norteafricanos, formando el sultanato
marroquí, que ocupaba menos de la mitad de su actual territorio. De aquellos
territorios, permanecieron españolas Ceuta y Melilla y los dos peñones. Ceuta pasó
a la monarquía española en 1580, como el resto del reino luso, pero cuando se
independizó de España en 1640, Ceuta decidió mantenerse española.
En 1912, el
sultanato de Marruecos quedó bajo protección francesa, excepto el norte rebelde
a su dominio, que fue entregado a España, que lo rigió como Protectorado, hasta
1956, en que fue devuelto a Marruecos, cuando recobró su independencia.
La monarquía
alauí reivindicó “el Gran Marruecos”, incluyendo los territorios que alguna vez
formaron parte del imperio medieval almohade (siglo XII), que abarcaba desde
Mauritania, gran parte de Argelia y el sur de la España peninsular (Al
Andalus).
Pero el
apetito voraz y expansionista marroquí no se vio satisfecho, tras el robo del
Protectorado, Sidi Ifni, la franja de Tafalla y, finalmente, en 1975, el Sahara
español, del cual seguimos siendo soberanos según la ONU. El Sahara escondía
enormes reservas de fosfatos y una plataforma rica en recursos pesqueros. El
censo de 1970, único reconocido por la ONU nunca llevado a cabo por la invasión
marroquí de la Marcha Verde, reconocía a 75.000 saharahuis; la capital El Aaiun
se había transformado en una moderna ciudad, con importante población española
(sobre todo canaria).
Marruecos se
beneficia de su Tratado de Amistad con los EE.UU., de 1777, lo que le convierte
en uno de sus alidados estratégicos, país al que compra abundante y moderno
material militar, que en los últimos años reduce peligrosamente la diferencia
militar entre España y Marruecos. Aparte que EE.UU., a menudo, se pone del lado
de su aliado norte africano.
Por último,
conviene recordar que al incorporarnos a la OTAN, España no hizo valer la
españolidad de Ceuta y Melilla, de tal manera que ambas ciudades quedan fuera
de la protección de la Alianza Atlántica, frente a una nada descartable
agresión marroquí.
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