450 Aniversario de la muerte de Legazpi, fundador de Filipinas
El pasado 20 de agosto se cumplieron
450 años de la muerte de Miguel López de Legazpi, fundador de Filipinas. Éste nace
en la localidad guipuzcoana de Zumárraga, al parecer el 12 de junio de 1502, en
una familia de la pequeña nobleza guipuzcoana, hijo de Juan Martínez López de Legazpi y
de Elvira de Gurruchategui.
Tras realizar trabajos administrativos
en su ciudad natal, con unos veintiséis años de edad emprende la aventura
americana y se traslada a México, donde ocupa diversos cargos en la
administración del Virreinato de Nueva España, y notablemente en el tribunal de
la Inquisición del Obispo
Zumárraga. Hacia 1532, a la edad de treinta años, casa con Isabel Garcés, hermana del obispo de
Tlaxcala, unión de la que nacerán hasta nueve hijos, aunque al parecer, sólo un
varón y algunas hembras sobrevivirán a su padre.
En 1559, el rey Felipe II se dirige al virrey de
Nueva España Luis de Velasco y
al fraile Andrés de Urdaneta, con
el encargo de realizar una nueva expedición hacia poniente por el Pacífico
desde América, con la finalidad de tomar posesión de las tierras que
correspondan a España, y de encontrar después el modo de retornar desde Asia
hasta América, un objetivo en el que habían fracasado ya cinco expediciones
españolas. La primera, la de González
de Espinosa, que acompañaba a Elcano y que, en vez de volver a España por el Indico, como
hiciera éste, lo intentará infructuosamente por el Pacífico. El segundo intento
lo realiza en 1528 Álvaro de
Saavedra, enviado a las Molucas por su primo Hernán Cortés con el encargo de
hallar la expedición de Loaysa y
llevarle refuerzos desde México. El tercero lo protagoniza el mismo Saavedra, navegando ahora un poco más
al norte. El cuarto intento tiene lugar en 1544, cuando Bernardo de la Torre, con el navío San
Juan, es enviado desde las Molucas por Ruy López de Villalobos hacia Méjico. Y el quinto lo
realiza Ortiz de Retes,
enviado también por Villalobos.
Es el propio Urdaneta al que el Rey encomienda
la misión, el que elige a Legazpi -pariente
suyo por cierto-, probablemente viudo ya, como jefe de la expedición, la cual
recibe instrucciones de dirigirse a Filipinas, archipiélago en el que ya había
tocado la expedición
circunvaladora de Magallanes-Elcano, y también, posteriormente, en 1542,
la de Villalobos, que es,
de hecho, quien denomina Filipina a la isla de Leyte, y Karoli a la de
Mindanao. Tiene entonces Legazpi la nada desdeñable edad de 62 años.
La nueva expedición, compuesta de
cinco embarcaciones y unos 350 hombres, parte del puerto de Barra de Navidad,
en Jalisco, el 21 de noviembre de 1564, y va a atravesar el Pacífico en 93
días, tocando en la isla de Guam, -la que Magallanes bautizara de los Ladrones-, de la que toman
posesión ahora para la Corona española.
Ya en las Filipinas tocan en la isla
de Samar, -la tercera más grande del archipiélago-, y luego en la de Leyte.
Legazpi va tomando todo el archipiélago con escasa resistencia, más a base de
pactos con las muchas tribus enfrentadas entre sí, que con las armas, que se
utilizarán en escasas ocasiones.
Se fundan los primeros asentamientos
españoles, así la Villa de San
Miguel, hoy Ciudad de Cebú, o la Villa del Santísimo Nombre de Jesús, así llamada por descubrirse
en ella la imagen de un niño Jesús que acontece ser el que Magallanes regalara en su día a
la esposa del cacique Humabón,
y que hoy es venerado en Filipinas como su santo patrón, bajo la advocación
de Santo Niño del Cebú.
Legazpi envía a su nieto Felipe de Salcedo de vuelta a México, y con él, a Urdaneta,
que lo acompaña de cosmógrafo y verdadero jefe del convoy, convirtiéndose, al
completar la singladura y llegar a Puerto Navidad, en la Alta California, el 1
de octubre de 1565, en los descubridores del llamado Tornaviaje del Pacífico, esto es, los
primeros marinos de la Historia que conseguían navegar de Asia a América. Cosa
que ocurría nada menos que cuarenta y cuatro años más tarde de que otra
expedición, igualmente española, la que mandaba Fernando de Magallanes, fuera la primera en navegar desde América
hasta Asia. El éxito del Tornaviaje será
posible gracias al hallazgo de la corriente
del Kuro Shivo (que significa “viento negro”), la cual se cogía
navegando hacia el norte y llegando casi al Japón.
Salcedo y Urdaneta constituyen
también el primer Galeón de Manila,
el famoso barco que ya no dejará de navegar nunca, una o dos veces al año,
hasta 1815, es decir, exactamente dos siglos y medio, desde Asia hasta América
y vuelta, cargado de los tesoros orientales que se pagaban con la plata
española, y constituye el instrumento por excelencia de la que se dará en
llamar la “Primera Globalización”,
primera vez en la Historia en la que los mercados asiáticos, americanos y
europeos se hallan interconectados y en relación. Suerte de nueva Ruta de la Seda, a la que se
incorpora, como gran novedad, el mercado americano.
Sin entrar en el debate sobre la
jurisdicción de las islas a la vista de lo estipulado primero en Tordesillas en 1493, y luego en Zaragoza en 1529, Felipe II toma posesión de las
islas asiáticas y nombra a Legazpi gobernador
y capitán general de Filipinas. Se levanta la Fortaleza de San Pedro, tanto
para centralizar el comercio con México, como para la defensa frente a los
posibles ataques portugueses, y se organizan las nuevas posesiones con el
nombre definitivo de Filipinas, y con el rango de gobernación dependiente del Virreinato de Nueva España. Por su parte, a través de los muchos
comerciantes chinos que ya operaban en Luzón, se inicia inmediatamente el
floreciente comercio con el Imperio Chino.
La conquista prosigue por las demás
islas, Panay, Masbate, Mindoro y Luzón. En 1568, Legazpi manda a Martín
de Goiti y una vez más, a su sobrino Juan de Salcedo, a Maynilad,
enclave musulmán en la isla de Luzón, cuyo nombre significa “tierra del nylab”,
siendo el “nylab” un arbusto originario de la región. Se trata de Manila,
ciudad de la que le hace entrega dos años después el Rajah Matanda. Legazpi refunda la ciudad, a la
que convierte en capital del archipiélago y a la que traslada su residencia, y
da a la isla de Luzón el bonito nombre de Nueva Castilla.
La segunda cuestión es, como no podía
ser de otra manera, la de la evangelización de
las islas, de la que se hace cargo Urdaneta y
los cuatro frailes agustinos que le acompañan en la expedición. Una
evangelización tan exitosa que va a dar lugar a la mayor comunidad católica de
todo el planeta, cien millones de cristianos en comunión con Roma en medio del
lejano oriente asiático.
Y en Manila, siete años después de
haber abandonado América y cuarenta y cuatro de haber dejado su España natal, y
de manera repentina, según parece de un infarto, teniendo setenta años de edad,
muere un 20 de agosto de 1572, nuestro gran conquistador, el que hará posible,
con la conquista de las Filipinas, la Primera Globalización de la Historia, Miguel López de Legazpi. Reposan sus
restos en la iglesia de San
Agustín Intramuros, en Manila.
Conquistador y verdadero fundador de las Filipinas, cúmulo
de islas en el Pacífico sin la menor unidad de ningún tipo; fundador de Cebú,
con tres millones de habitantes; fundador de Manila, ciudad con 14 millones de
habitantes al día de hoy; cooperador necesario para el descubrimiento del
tornaviaje Pacífico; cooperador necesario para la creación de la mayor
comunidad católica del mundo, este es Miguel López de Legazpi.
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