En esta hora de crisis generalizada y de desaliento, en donde se cuestionan tantas cosas que a lo largo de generaciones parecían valores sagrados y que han cimentado nuestra civilización - la familia, la vida, la religión, la patria...- se hacen necesarias voces que traten de alumbrar un atisbo de esperanza. Este cuaderno de bitácora, desde una visión cristiana - católica - y profundamente española, quiere ser una modesta contribución a ese esfuerzo, en el que la mayoría silenciosa perdamos el miedo a hacer oír nuestra voz frente a la minoría vociferante y dictatorial que pretende imponernos su ideología, también a nuestros hijos. 

Lo políticamente correcto se impone por la fuerza de estos lobbies alienantes y con la aquiescencia de medios de comunicación comprados y de una clase política complaciente y medrosa, sólo atenta a visiones y réditos electorales cortoplacistas,

Así, se impone paulatinamente la cultura de la muerte. Se ve como normal el aborto, la eutanasia, la ideología LGTBI, incluidos "matrimonios" de personas del mismo sexo, educación sexual a niños, la pedofilia, cambio de sexo incluso el de niños, vientres de alquiler y un largo etcétera. 

El marxismo, con la caída del muro de Berlín, mostró definitivamente su fracaso, a quienes no lo quisieron ver desde un principio. Esta ideología criminal, responsable de más de 100 millones de muertes, cambió entonces su discurso, y ahora su batalla es la revolución sexual, el cambio climático, el animalismo... cualquier bandera que les sirva para su objetivo principal, la destrucción de la familia, base esencial de nuestra civilización, Es el enemigo a batir.

La derecha política no se atreve, no lo ha hecho nunca con raras excepciones, a dar la batalla cultural, y ahí está la izquierda pronta siempre a imponernos sus valores y modelo de sociedad alineante y claramente liberticida. Hubo un tiempo en que España fue la reserva espiritual de Occidente. No hace falta remontarnos al Imperio español, tan vilipendiado injustamente por la Leyenda Negra, alimentada por nuestros enemigos, también internos. España ha sido un gran país, forjado a lo largo de los siglos y heredero de la cultura greco latina y la religión judeo cristiana: íberos, celtas, romanos, visigodos, incluso y a nuestro pesar árabes y esa gran gesta de la civilización y evangelización de un Nuevo Mundo han ido modelando el carácter de "lo español".

Los Tercios españoles que dan nombre a este cuaderno de bitácora siguen el ejemplo de las falanges de hoplitas griegos, de las legiones romanas, de los guerrero íberos que con su proverbial "devotio" defendieron el limes del Imperio romano al cual pertenecían, o de los almogávares, que fueron el terror de los turcos en apoyo al Imperio bizantino. 

Pareciera que los españoles hemos perdido ese impulso que tan grande hizo a nuestra patria, pero no es así, aún se ven signos alentadores. En realidad, no somos tan cainitas como algunos pretenden, no más que cualquier otro pueblo. Sólo hace falta volver otra vez la cara al Dios de nuestros padres. Todos nuestros males, también el de nuestra civilización, vienen precisamente de vivir de espaldas a Dios, y dejarnos vencer por el nihilismo imperante y las normas que nos quieren imponer las fuerzas oscuras del Nuevo Orden Mundial, NOM.

Desde aquí trataré de aportar un grano de arena, en esta guerra con tantos frentes abiertos, siempre desde una óptica cristiana, española y conservadora, sin perder la fe en nuestra capacidad de sobre ponernos a todos los obstáculos que se nos pongan por delante, con la ayuda de Dios.


"Omnia in Bonum" "Todo es para bien". Romanos 8.


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