Un Presidente valiente

 Hablo del Presidente de EE.UU. , Donald Trump. Confieso que no me gustan sus gestos, a veces, histriónicos, pero hay que reconocer que una parte importante del electorado está con él, y que los datos avalan su gestión. Pese a la pandemia, está consiguiendo la recuperación de la economía de su país y la reducción de los índices de paro, que ronda, creo, el 8%. Ya nos gustaría en España tener ese nivel de paro!. Será, además, el primer presidente de Estados Unidos, en 120 años, que no ha emprendido ninguna guerra y, sin embargo, el Nobel de la Paz se lo concedieron a ese fiasco de Barack Obama, muy activo en guerras exteriores.

 Pero donde de verdad despierta mi admiración es en su defensa acérrima de la vida, desde que suprimió la sustanciosa financiación federal que se venía proporcionando desde anteriores administraciones a la multinacional abortista Planned Parentnhood, lo que originó el escándalo y la ira de los lobbies abortistas de todo el mundo. Ahora tiene la oportunidad de dar un nuevo paso en la buena dirección. Se trata de la elección del juez que habrá de sustituir en la Corte Suprema a la jueza ultra progresista Ruth Bader Ginsburg, quien ha desempeñado ese puesto durante 27 años, hasta su fallecimiento hace escasos días, y que se implicó activamente con un sesgo profundamente radical, en todas las cuestiones relacionadas con la ética en las que debió pronunciarse ese Tribunal.

 La cuestión no es baladí, ya que cada magistrado elegido lo es de forma vitalicia, hasta su muerte o la propia renuncia. Son 9 magistrados y, de momento, hay 5 de signo conservador (el último elegido por Trump) y 4 conservadores. El Presidente tiene la potestad de elegir durante su mandato a nuevos jueces, que deben luego pasar el filtro del Senado, en donde ahora tienen mayoría los republicanos. Es decir, que si como parece, Trump elige al nuevo magistrado, en sustitución de la recientemente fallecida, aumentaría aún más la proporción de conservadores, pasando a ser 6 a 3. El nombre que suena como más posible para ocupar el puesto es Amy Coney Barret, quien ya fue propuesta en 2018 para el mismo puesto, pero fue defenestrada inmisericordemente por los senadores demócratas, precisamente por su condición de ferviente católica (es además, madre de siete hijos, lo cual, para la progresía, constituye sin duda un demérito añadido). Pero es católica de verdad y ferviente pro vida, no como el candidato demócrata Joe Biden, que dice ser católico, pero es abortista, circunstancia que le ha llevado a ser excomulgado.

 Conociendo al personaje, Trump, creo que no le va a temblar el pulso, ni se va a dejar intimidar por la iracundia de la progresía (de hecho, se ha enfrentado desde el primer momento con vehemencia al vandalismo – terrorismo del Black Lives Matter, de origen marxista). Confío que elija a esta juez, de acreditada valía y que puede contribuir desde la Corte Suprema a revertir la deriva suicida de la primera potencia mundial, en cuestiones de ética y moral.

 Olé Trump!

 

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