El Gobierno regional de las Vascongadas financia la exposición de la Fundación Leizaola, en dependencias municipales del Distrito bilbaino de Basurto, bajo el título de “Nunca más: violencia terrorista y abusos policiales”. Como siempre, el independentismo – nacionalismo vasco (es todo una misma cosa), mantiene la equidistancia y mantiene el “relato” de que hubo un conflicto entre dos partes “Euskalherría” y el Estado español. En ningún caso se cita a ETA, y los verdugos se presentan como víctimas, de la opresión a la que el Estado español somete al pueblo vasco: etarras muertos mientras manipulaban bombas, objeto de torturas por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, asesinados por los GAL, y hasta aquellos que se suicidaron en la cárceles. Según la exposición, esa opresión se desarrolló durante el franquismo, pero también al principio de la Democracia.

 El primer asesinado por ETA, el policía Melitón Manzanas, de la Brigada Político Social de San Sebastián durante el franquismo, gran “torturador”, que fue distinguido por el Presidente José María Aznar, en 2001, con la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo, era merecedor de ser ajusticiado por la justicia popular de ETA, que insisto, no se cita como tal en la exposición. Y nada que decir del resto de las casi mil víctimas de ETA, niños incluidos, que seguramente eran también terribles torturadores, o como se decía en es sociedad enferma vasca “algo habrá hecho”… Terrible!.

 Pero hete aquí que a Fernando Aramburu se le ocurrió escribir esa magnífica obra, Patria, que destruye el relato, el mitos. No hubo dos bandos, hubo por un lado el conjunto de los españoles que sufrieron con impotencia los continuos ataques de una banda de criminales, alentada por la ideología racista y totalitaria del lunático Sabino Arana, que está en la raíz del muy “democrático” PNV, aquel que en palabras de Arzallus – que si hay justicia divina estará ardiendo en el infierno, junto con el obispo Setién- “unos agitan el árbol, o sea, los terroristas, y nosotros recogemos las nueces”, traducido, el rédito político que siempre han conseguido chantajeando a los sucesivos gobiernos de Madrid. Ese libro, Patria, debería ser de lectura obligada en todos los colegios, empezando por los vascos. Entre otras cosas, para que ese altísimo porcentaje de nuestra juventud, que no saben quién fue Miguel Ángel Blanco, vilmente ejecutado por los criminales etarras, sepan la verdad sobre el Terror de ETA y del independentismo del PNV, así como de la vergüenza de una sociedad que durante mucho tiempo miró para otro lado, como hicieron muchos alemanes ante el nazismo.

 

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