La expulsión del Ejército del Cuartel de Loyola

 El Gobierno social comunista español ha hecho la última cesión al independentismo. Frente al criterio de la Ministra de Defensa, Margarita Robles -la única medianamente decente de ese gabinete -, se ha decidido la expulsión del Ejército del cuartel de Loyola, en San Sebastián, cediendo a las presiones de y Bildu, los herederos de ETA. Es la vieja aspiración del independentismo vasco, la desaparición de los últimos vestigios del Estado en ese territorio y, muy especialmente, del Ejército, garante de la unidad de España. 

Allí ha estado presente, desde 1.926, el Viejo Tercio de San Sebastián. Y ello, a pesar de que según el propio Ministerio, tan sólo unos días antes de que se perpetrara tal ignominia, reconociera que el acuartelamiento era fundamental para la defensa. Así lo admitían también los militares. Se trata de una nueva cesión, sin duda, no la última, de un Gobierno traidor que prefiere pactar con los enemigos de España con tal de mantenerse en el poder. 

Ha sido desde hace décadas, las que llevamos de democracia, la constante aspiración del independentismo, expulsar al Ejército de sus acuartelamientos de las tres provincias vascas: éste de San Sebastian, el de Araca en Vitoria, y el de Soyeches, sede del Regimiento de Infantería Motorizada - adscrito a la División de Montaña-, Garellano Nº 45, en Munguía, Vizcaya, al lado de Bilbao, donde tuve el honor de servir a mi país hace nada menos que 32 años. Ya entonces se hablaba de la desaparición de este último que, afortunadamente, sigue prestando servicio al día de hoy.

La deslealtad del actual Gobierno español es clara. La de los independentistas siempre ha sido bien clara. Pero los anteriores gobiernos de la democracia tampoco están exentos de culpa ante la continua cesión al nacionalismo, para conseguir su apoyo en la gobernabilidad del país. Es que nuestros preclaros gobernantes no alcanzan a ver lo que nos resulta tan evidente al común de los ciudadanos?. Hasta cuándo hemos de esperar a cambiar la Ley electoral D'Ont, que tanto perjuicio ocasiona a los sucesivos gobiernos nacionales?. No se puede, no ya digo prohibir a aquellos partidos que sólo buscan la destrucción, sino simplemente cambiar la ley electoral para evitar que esos partidos nacionalistas tengan el excesivo peso político en el Congreso nacional?. Para ello, necesitaríamos políticos con verdadero sentido de Estado y que no se dejen guiar por visiones cortoplacistas.


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