Populismo o política con valores?

 

Donald Trump está con un pie fuera de la Casa Blanca, expulsado por el establishment, los medios de comunicación vendidos a las grandes multinacionales y un claro caso de corrupción generalizado. El Presidente estadounidense ha sido el más claro exponente de un nuevo tipo de político, que ha luchado contra corriente con la ideología izquierdista que lleva desde hace décadas imponiendo en nuestras sociedades su ingeniería social. La derecha tradicionalmente se dedica a gestionar, y bien, la economía, arreglando los desastres que dejan los socialistas, pero olvidando los principios. 

Esa es la batalla que ha dado Trump, como en su día hizo Ronald Reagan, a quien también estigmatizaron. Y al igual que Trump, una serie de líderes como los dirigentes de Polonia, Hungría, Eslovaquia... países que sufrieron el comunismo y se inmunizaron contra él. 

En España, el equivalente sería el Presidente de Vox, Santiago Abascal, a quien también tachan de populista, cuando no facha (por cierto, en España jamás existió el fascismo, pero vayan a explicárselo a tanto analfabeto funcional como abunda en el país).

En España hubo un partido que nació para defender los valores del humanismo cristiano, liberalismo en lo económico...  Fue la Alianza Popular, fundada por Manuel Fraga, que se medía con la acomplejada UCD de Suárez (sí, ese que junto con el Rey Juan Carlos y Torcuato Fernández Miranda pilotaron una ejemplar Transición, "de la Ley a la Ley", de forma pacífica, y que venía de ser nada menos que el Secretario General del Movimiento).

AP se transformó en el Partido Popular, pero los principios eran los mismos. Sin embargo, esos principios se han ido quedando por el camino, tras la Presidencia de Aznar (con sus sombras, claro, que ninguna obra humana es perfecta).

La Presidencia de Mariano Rajoy fue nefasta. NI la gestión económica fue buena, como nos cuentan (subida de impuestos, deuda pública, gasto autonómico desbordado) y, en otros terrenos, el escándalo del "Proces" que no supo atajar a tiempo, el acoso al español y particularmente en las escuelas, incluidas autonomías gobernadas por los populares; el aborto que sigue diez años en el limbo del Tribunal Constitucional y desde el PP no se ha querido volver a remover un tema fundamental para la conciencia de un cristiano, o la no derogación de la malhadada Ley de Memoria Histórica de Zapatero, que de esos polvos los actuales lodos. Por no hablar del 11M y los verdaderos autores intelectuales de aquel terrible atentado, y que desde el PP  no se ha vuelto a tratar de investigar.

Ya se lo dijo muy claro Rajoy a Esperanza Aguirre, "los conservadores al Partido Conservador, y los liberales al Liberal". Y entonces dónde queda el Partido Popular?, claro, en el famoso centro, que de tanto ir al centro, como piden ahora algunos barones al actual Presidente del Partido Popular, Pablo Casado, no se va a reconocer en qué se diferencia el PP del PSOE.

La victoria de Casado en las primarias del PP, que desplazó al sorayismo, pareció un soplo de esperanza sobre la vuelta de los populares a sus esencias, pero lamentablemente ese marcar distancias con Vox, le está devolviendo a la inanidad y al hastío del votante tradicional suyo hacia un partido que hace tiempo dejó de representar los valores con los que se fundón.

El añorado Papa San Juan Pablo II pronunció hace ahora 20 años, en 200, frente a líderes de todo el mundo, un histórico discurso apelando a la auténtica hoja de ruta que debía seguir un político cristiano del siglo XXI, con  consejos como que debe servir al bien común y no al partido; las leyes no deben ir contra la ley natural y moral; un cristiano no puede apoyar leyes de aborto o eutanasia ni uniones que suplanten al matrimonio; el cristiano no debe huir sino alzar la voz y dar buen testimonio... Lástima que pocos sigan sus recomendaciones.

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