75 aniversario del fallecimiento del Lenin español, Largo Caballero, el verdadero rostro del PSOE marxista
El pasado día 23 de marzo se cumplían los 75 años del fallecimiento de Largo Caballero y la ilustre egabrense, la socialista y Vicepresidenta del Gobiierno, Carmen Calvo, tuvo la ocurrencia de soltar esta perla: “Largo Caballero es una figura con la que nos podemos seguir identificando”.
El alias de El Lenin
Español no se lo adjudicó a Francisco Largo
Caballero ningún facha, sino que era así como le apodaron los “compañeros y
compañeras” del PSOE que le trataron durante la Segunda República. Y le
llamaban así no como un insulto, sino como un elogio que a él le halagaba,
pues al igual que Carmen Calvo se identifica con el Lenin Español, el PSOE se
identificaba entonces con la peculiar manera de hacer política de Vladimir Ilitch Ulianov,
otro que también tenía un alias con el que ha pasado a la Historia: Lenin.
Identificarse con el Lenin Español, la copia del
original, es tanto como identificarse con el modelo de Largo Caballero que era
Lenin, fundamento del totalitarismo comunista, porque el pensamiento de Lenin se nutre de la
exaltación de la violencia y de la tiranía: "La revolución -llegó a escribir- no
puede hacerse sin pelotones de ejecución, la revolución camina con lentitud
porque fusilamos muy poco".
No hay ninguna duda de que Largo Caballero fue un
discípulo aventajado del tirano comunista de Rusia y que por lo tanto el alias
de El Lenin Español se lo adjudicaron los suyos con todo merecimiento. Ofrezco
a continuación unas cuantas pruebas de lo que he dicho. En un mitin celebrado
en Don Benito (Badajoz), del que dio cuenta el periódico El Socialista (9-XI-1933),
Francisco Largo Caballero dijo: “Tenemos que luchar como sea, hasta que en las
torres y en los edificios oficiales ondee no una bandera tricolor de una
República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”.
Meses después, el cine Europa dejó de proyectar películas
y se convirtió en una de las 345 checas que el
Frente Popular instaló solo en la ciudad de Madrid, de las que 49 regentaba en exclusiva el PSOE, además de
participar en la dirección de otras muchas junto con otros partidos y
sindicatos de izquierdas. Al día de hoy ya se ha documentado una lista de 1.800
personas asesinadas en la ciudad Madrid, solo en las checas de esta ciudad.
Insisto, esas 1.800 personas son de las que constan datos fehacientes. Pero
como los asesinos no acostumbran a dejar rastros de sus crímenes hay otras
muchas personas asesinadas por el terror del Frente Popular, que no se han
podido localizar. Personas que se sabe que los llevaron a las checas, pero una vez
dentro se les perdió su rastro. En conclusión, los cálculos aproximados de los
asesinatos cometidos solo en las checas de la ciudad de Madrid, varían según
autores de los 2.600 a los 3.600.
Los socialistas, en octubre de 1934, dieron un golpe de
Estado para liquidar esa “República burguesa”, a la que con tanto desprecio se
refería Francisco Largo Caballero. Pero fracasado el golpe, Largo Caballero fue
encarcelado y juzgado, como principal responsable, por lo que el fiscal general
de la República, Marcelino Valentín Gamazo (1879-1936), solicitó 30 años de prisión al acusarle de
un delito de rebelión.
El juicio contra Largo Caballero se celebró la última
semana de noviembre de 1935, en medio de tales presiones políticas sobre los
jueces, que en tan solo cuatro sesiones fue absuelto por falta de pruebas. El
día 1 de diciembre fue puesto en libertad y trece días después se produjo la
crisis de gobierno, que aupó a la presidencia del ejecutivo a Manuel Portela Valladares (1867-1952).
Manuel Portela Valladares era grado 33 de la Masonería, en la que se había iniciado en el año 1920 en la Logia Fénix nº 381 de Barcelona. Así es que tres días después de tomar posesión de su cargo como presidente de Gobierno, Marcelino Valentín Gamazo presentó su dimisión como Fiscal General de la República.
Marcelino Valentín Gamazo era un prestigioso abogado, que
había sido elegido en tres ocasiones Secretario de los Colegios de Abogados de
Madrid. Se casó con Narcisa Fernández
Navarro de los Paños, con quien tuvo nueve hijos. Hombre de
profundas convicciones religiosas, rezaba en su casa todos los días el Rosario
después de cenar, era miembro destacado de la Acción Católica y había
reorganizado la Congragación de San Ivo, como patrón de los abogados.
Desde su actuación en el juicio de Largo Caballero se
sintió amenazado, por lo que en 1936 abandonó su casa de la calle Orfila nº 8
de Madrid y se refugió con toda su familia en Rubielos Altos, un pueblo de
Cuenca, donde su esposa tenía una casa. Y allí le sorprendió la venganza de Largo
Caballero.
Al llegar a Rubielos Altos saquearon la iglesia
parroquial e hicieron una hoguera donde quemaron los ornamentos sagrados y todo
el archivo. Y a continuación se dirigieron a la casa de Marcelino Valentín
Gamazo. Al entrar, destrozaron a golpes una
imagen de la Virgen en mosaico de Talavera, lo
que le hizo exclamar a Gamazo:
—¡Mi Virgen…! ¡Por Dios y por todos los santos, no la
rompan! —Esta súplica les enfureció más, por lo que le respondieron:
—Llama a tus santos, anda, que este es un buen momento.
—A continuación, se encaró con él un miliciano alto y fuerte, con patillas,
armado con una escopeta y una pistola, con quien sostuvo esta conversación:
—Ahora voy a ajustarte las cuentas.
—Mis cuentas se ajustan pronto: soy un hombre pacífico
cumplidor de mi deber y Abogado del Estado… —Pero no le dejó hablar más,
porque le interrumpió para desvelarle el motivo de su venganza con estas
palabras:
—Lo habrás sido, porque pronto dejarás de serlo. Contesta
solo a lo que te pregunte. ¿Qué participación tomaste por los sucesos de
octubre de 1934?
—En virtud del cargo que ocupaba, cumpliendo
estrictamente con mi deber y con las pruebas que creí tener, acusé a Largo
Caballero…
—¿A Largo Caballero has dicho? ¡Cómo te atreviste!
En ese momento, uno de los milicianos abofeteó al
exfiscal general de la República. Sus hijas más pequeñas rompieron a llorar, lo
que acabó de desesperar a los verdugos, que la emprendieron a culatazos contra
los hijos y hasta contra la madre.
El chequista Luis Díaz Goyanes regresó a Madrid con la
llave del piso de la madrileña calle Orfila, propiedad de la familia de
Marcelino Valentín Gamazo, que fue saqueado y robado cuanto de valor había en
él. Días después, mientras este chequista tomaba declaración a Antonio Santa Cruz Garcés de Marcilla, Barón de Andilla, Luis Diaz Goyanes presumió de ir
vestido con un traje de Marcelino Valentín Gamazo, y lo debió de hacer con la
misma arrogancia con la que los socialistas actuales mantienen en pie la
estatua de Largo Caballero, delante del edificio de los Nuevos Ministerios, en
el paseo de la Castellana de Madrid.
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