Hoy se cumpler el 570 Aniversario del nacimiento de la Sierva de Dios, la Reina Isabel la Católica
Parece mentira que al cabo de más de medio milenio, una cristiana ejemplar como lo fue nuestra Reina Isabel I, que no en vano es conocida como la Católica, y que tanto contribuyó a la evangelización de todo un continente, no se cuente aún entre los santos de nuestra Santa Madre Iglesia. Desde la Asociación Enraizados www.enraizados.org , dedicada a promover los valores cristianos sobre los que se asienta nuestra civilización, lucha por lograr ese reconocimiento y que sea declarada Beata y luego santa.
La vida de tan brillante reina excede estas líneas. Baste esta breve semblanza, para acercarnos a su figura:
En el mes de agosto del año de Nuestro Señor de 1.467, las huestes del hermano de Isabel, Alfonso y los de su medio hermano Enrique, se enfrentaron en el campo de Olmedo.
En teoría era una lucha entre hermanos para decidir quién era el legítimo heredero de la corona de Castilla.
En realidad se trataba de un enfrentamiento entre distintos partidos para determinar que parte de la nobleza controlaría efectivamente el reino, si los que alzaban el pendón de un monarca, presuntamente cobarde, o los que seguían a un rey niño, ya que no había cumplido los quince años.
Enrique y sus huestes abandonaron la batalla aunque no se dieron por vencidos.
Alfonso e Isabel pudieron reunirse con su madre. Estando los tres en Arévalo, recibieron noticia que Enrique y los suyos se habían apoderando de Toledo- Por ello se dispuso la marcha hacia Ávila.
Llegando a Cardeñosa, a tan solo dos leguas de Ávila, Alfonso decidió cenar y pasar allí la noche. Al día siguiente, Isabel recibió recado de los sirvientes, que su hermano estaba agonizante.
Durante los días siguientes rezó y rezó no tanto para que salvara su vida, sino para que Dios llevara a cabo su voluntad y evitase sufrimientos. Alfonso murió el 5 de julio de 1.468 cuando tenía catorce años, siete meses y veinte días, tres años y un mes desde su presunta coronación.
Isabel rezaba por la concordia familiar. Pero encuentra disputas, odios, luchas, batalla, su madre encerrada y cuando se reúnen los tres y solo falta su medio hermano para la unión familiar, su hermano, nombrado Rey por algunos, muere. Aceptar la voluntad de Dios por mucho dolor que signifique, y seguir en los quehaceres ordinarios, es el camino hacia la bienaventuranza.
Es de destacar que, a diferencia de su hermano Alfonso, Isabel nunca dudó de la legitimidad de Enrique, a quien respetó como soberano. No se dejó utilizar por las intrigas de los nobles.
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