La relación de Santo Tomás de Villanueva con el Papa León XIV

 Cuando el Papa León XIV celebró la Misa en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Castel Gandolfo, honró no solo a un homónimo, sino también a un legado. La elección fue oportuna: Tomás de Villanueva, un obispo agustino del siglo XVI famoso por su caridad inflexible y su sabiduría espiritual, está siendo considerado para el título de Doctor de la Iglesia, uno de los más altos reconocimientos de la tradición católica.

El Papa León tiene una conexión con santo Tomás: este santo da nombre a la Universidad de Villanova, la universidad de Pensilvania dirigida por la Orden de San Agustín a la que asistió Robert Francis Prevost en los años setenta. Además, el Santo Padre tiene una reliquia de santo Tomás en su cruz, junto con otros cuatro santos.


Limosnero de Dios

Conocido como el limosnero de Dios, Tomás (1488-1555) encarnó una sencillez radical. Aunque era un erudito de renombre y arzobispo de Valencia, vivía con túnicas remendadas, regalaba sus ingresos episcopales y se negaba a ignorar los gritos de los pobres. Insistió en que nadie en su ciudad se fuera a dormir con hambre, una ambición que respaldó con una acción incansable, distribuyendo personalmente alimentos y abriendo albergues.

El proceso para nombrarle Doctor de la Iglesia, iniciado por la Conferencia Episcopal Española y apoyado por las tres órdenes agustinianas, está ahora formalmente en marcha. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha comenzado a revisar sus obras completas para determinar si sus aportaciones teológicas son "eminentes", requisito fundamental para obtener el título.

Su grandeza

Sus escritos revelan a un predicador que combinaba la agudeza intelectual con la calidez espiritual. Habló con valentía contra la codicia y la injusticia, pero siempre desde la óptica de la misericordia divina. En una época de agitación y creciente disparidad económica, su llamamiento a vivir el Evangelio mediante actos concretos de amor suena sorprendentemente moderno.

"Su celo por la evangelización", señala la petición oficial, "no es sólo histórico, sino profundamente actual".

El cardenal Antonio Cañizares, antiguo arzobispo de Valencia, cree que la voz de santo Tomás resuena especialmente ahora. Su teología, centrada en Cristo y los pobres, coincide con las prioridades pastorales de la Iglesia bajo el Papa León XIV.

Como dice el padre Miguel Ángel Orcasitas, que dirige la causa:

"Su doctrina habla de las heridas sociales de hoy. Eso le convierte no solo en un santo de su tiempo, sino del nuestro".

La vida de Tomás

Nacido en Fuenllana en 1488 y criado con medios modestos, Tomás estudió en la Universidad de Alcalá y acabó ingresando en la Orden de los Agustinos. Se convirtió en un brillante profesor y rector universitario antes de ser llamado -algunos dicen que a regañadientes- al episcopado. Como arzobispo, dio prioridad a las reformas: sanear las finanzas diocesanas, revitalizar la formación del clero y crear instituciones para la educación y la sanidad.

El apoyo a su causa para ser nombrado Doctor de la Iglesia se extiende mucho más allá de España. Obispos de Panamá lo han respaldado formalmente, y comunidades agustinianas de México, PerúArgentina Filipinas abogan activamente por su reconocimiento.

En la actualidad solo hay 37 Doctores de la Iglesia. Para formar parte de este raro círculo, un santo debe ofrecer una visión intemporal que profundice la comprensión de la fe por parte de la Iglesia. La vida y las enseñanzas de Tomás de Villanueva parecen cumplir ese requisito.

Aunque nunca se le conceda el título, su ejemplo perdura. En un mundo fracturado, Tomás nos recuerda que la teología divorciada de la compasión está vacía, y que amar a Dios es servir a los vulnerables, sin fanfarrias ni demoras.

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